Muchas personas presentan frenillo lingual, sin embargo, esto no significa que presenten anquiloglosia. La anquiloglosia es un problema congénito, con un componente hereditario y en el que el frenillo lingual es demasiado corto y restringe el movimiento de la lengua (Opara, 2012; Wash et al, 2017).

La anquiloglosia se puede detectar en los recién nacidos, con el fin de evitar problemas en la edad adulta y al nacimiento. Si el frenillo lingual con anquiloglosia no se interviene puede provocar alteraciones en la vida diaria como malformación de dientes, dislalia, apnea del sueño (Wong et al; 2017; Chinadurai, 2016) y alteración en el crecimiento y desarrollo de las estructuras cráneo-faciales (Pompeia et al; 2017). En cuanto a los bebés provoca problemas en la lactancia materna, las madres de bebés con anquiloglosia experimentan numerosos problemas. El más frecuente es el dolor. Un dolor que se mantiene constante en el tiempo y que no mejora con cambios de posturas ni corrigiendo el el agarre del bebé (Puapornpong et al; 2017).  Además del dolor, los bebés con anquiloglosia provocan en la madre grietas, síndrome de Raynaud, mastitis de repetición, baja producción láctea y la consiguiente pérdida de peso o ganancia escasa del mismo (Henry, 2016; Wong et al, 2017).

Por todo ello se requiere un diagnóstico certero del de frenillo lingual que presenta anquiloglosia, y que es susceptible de tratamiento. Sin embargo, no existe uniformidad de criterios existiendo bastante disparidad en el diagnóstico entre profesionales ya que es un tema en el que pocos sanitarios (matronas, pediatras, enfermer@s) están formados en profundidad, siendo patente la necesidad de estandarizar la práctica diaria tanto en el diagnóstico como en el tratamiento (Jin et al, 2018). Para ello podemos utilizar las escalas de valoración de R. Martinelli y/o de A. Hazelbaker. Cualquiera de las dos son herramientas válidas y eficaces en el diagnóstico con suficiente evidencia para su uso (Hazelbaker, 2017; Martinelli, 2017).

Una vez detectado un caso con anquiloglosia,  se requiere de un tratamiento rápido y eficaz, basado en la evidencia científica, como es la frenotomía. Una técnica de cirugía menor, simple y segura (Segal, 2007; Pransky, 2015) avalado y recomendado por numerosas sociedades científicas como la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Canadiense de Pediatría y la Asociación de Matronas Australiana. Esta técnica es ideal porque resuelve los problemas relacionados con la lactancia casi inmediatamente  y además los riesgos y las complicaciones son mínimas.

 

Marcos Camacho Ávila
Comadrón e IBCLC
Responsable web Comatrizes